Sé que hace más de un año que no publico ninguna receta. Han
pasado muchas cosas en este tiempo que me han hecho dejar de lado este blog. En
este tiempo he perdido a mi mejor pinche de cocina, al que lo sabía todo de
volúmenes, pesos, medidas y figuras geométricas.
Aunque parezca mentira, algunas personas me han echado de
menos. Y puede que haya a quien le gusten o no las cosas que hago, pero cocinar
me hace sentir bien. Dicen que una receta no tiene alma, y que uno mismo, como
cocinero, es el que le da el alma para ser lo que es. Así que, sea lo que sea,
siempre que se haga con cariño y ganas, será un éxito, o al menos,
conseguiremos sentirnos mejor…
Y después de esta reflexión tan profunda, como imagináis,
voy a tratar de reanudar mi blog con más ricas recetas. Mi objetivo este año es
cocinar y publicar, ser la mejor versión de mi misma a través de este blog.
¿Por qué empiezo por una crema salada? Pues no lo sé, quizás
porque en invierno es el recurso más fácil para el frío, y porque en mi casa
nunca falta un plato de cuchara cada uno de los días del otoño e invierno. Me
encantan las cremas de verduras y son tan fáciles de hacer que casi me parece
un pecado comprarlas ya hechas.
Seguramente que esta crema la habréis visto su versión fría
para esos días de calor, pero nosotros la tomamos en caliente, acompañada de
unos trocitos de queso cheddar o simplemente un queso rallado que tengáis por
la nevera. Tampoco está mal con unos picatostes de pan o con taquitos de jamón.
Llegar del trabajo y tomarse una tacita de una crema de verduras bien calentita
como esta es una delicia y cura todos los males que hayamos tenido en el día.
Ánimo, que es extra fácil. Vamos a cenar bien.
Ingredientes:
4 puerros
2 patatas medianas
2 tazas de caldo de verduras
2 dientes de ajo
2 cucharadas de mantequilla
media taza de nata o leche evaporada
sal y pimienta
Cortamos sólo la parte blanca de los puerros y los lavamos
bien bajo el grifo ya que normalmente tienen alguna arenilla de la tierra.
Cortamos en trozos.
Pelamos las patatas y las cortamos en trocitos.
En una cazuela a fuego medio, añadimos la mantequilla y
cuando esté fundida, añadimos los dientes de ajo en láminas. Cuando comiencen a
dorarse, añadimos el puerro. Salteamos sin que se lleguen a quemar. Añadimos
las patatas. Salpimentamos.
Incorporamos el caldo de verduras (sólo hasta cubrir la
verdura) y dejamos hervir hasta que las patatas estén blanditas.
Apartamos del fuego y trituramos con una batidora hasta que
nos quede una crema bien fina. Añadimos la nata y batimos un poco más. Si
queremos una crema todavía más fina, podríamos pasarla por el chino.
Servimos en tacitas e incorporamos los taquitos de
queso/pan/jamón o lo que más nos guste. Y a disfrutar.
Si queremos una crema fría para el verano, sólo tenemos que
dejarla en la nevera al menos tres horas. Servimos igualmente.
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