miércoles, 11 de febrero de 2015

El bizcocho más fácil del mundo (el del yogur)


Estoy segura de que todos (o casi) hemos preparado alguna vez el bizcocho de yogur en casa, es tan fácil como contar hasta 3: 1 de aceite, 2 de azúcar y 3 de harina.
Pensaréis que ya no me esfuerzo nada por publicar recetas, pero no temáis, la verdad es que no podía dejar pasar la oportunidad de contaros la versión de naranja y chocolate que me inspiraron hace un par de meses.
Este de la foto lo preparé para una comida con amigos, y a los niños les encantó. Es una buena merienda para los peques.


 Ingredientes:

1 naranja
1 yogur natural
la medida del yogur de aceite de girasol (o de semillas)
dos medidas del yogur de azúcar
tres medidas del yogur de harina con levadura
1 tableta de chocolate (150 grs)
3 huevos
100 grs de almendra laminada
un par de cucharas más de azúcar

Comenzamos lavando y limpiando muy bien la naranja. Le cortamos y desechamos la ramita. La partimos (monda incluida) en cuadrados, que trituraremos con una batidora hasta que nos quede una pasta homogénea.
Incorporamos la pasta de naranja en un bol grande, a la que añadimos los huevos. Batimos con las varillas eléctricas. Seguimos incorporando los ingredientes: el yogur, el aceite, el azúcar, y la harina. Batiendo bien después de cada adición.
Troceamos la tableta de chocolate y la incorporamos a nuestro batido.
Volcamos la crema sobre un molde cuadrado previamente engrasado y enharinado.
Cubrimos con la almendra laminada e inoperamos un par de cucharadas de azúcar sobre esta.
Metemos en el horno, precalentado a unos 180º, durante unos 45 minutos más o menos o hasta que al pinchar un palito éste salga limpio.

Truco: si ves que la almendra comienza a oscurecerse muy pronto, tapa el bizcocho con papel de aluminio y sigue horneando.

jueves, 22 de enero de 2015

Vichysoisse o cómo dar la bienvenida a la cuchara

Sé que hace más de un año que no publico ninguna receta. Han pasado muchas cosas en este tiempo que me han hecho dejar de lado este blog. En este tiempo he perdido a mi mejor pinche de cocina, al que lo sabía todo de volúmenes, pesos, medidas y figuras geométricas.

Aunque parezca mentira, algunas personas me han echado de menos. Y puede que haya a quien le gusten o no las cosas que hago, pero cocinar me hace sentir bien. Dicen que una receta no tiene alma, y que uno mismo, como cocinero, es el que le da el alma para ser lo que es. Así que, sea lo que sea, siempre que se haga con cariño y ganas, será un éxito, o al menos, conseguiremos sentirnos mejor…
Y después de esta reflexión tan profunda, como imagináis, voy a tratar de reanudar mi blog con más ricas recetas. Mi objetivo este año es cocinar y publicar, ser la mejor versión de mi misma a través de este blog.


¿Por qué empiezo por una crema salada? Pues no lo sé, quizás porque en invierno es el recurso más fácil para el frío, y porque en mi casa nunca falta un plato de cuchara cada uno de los días del otoño e invierno. Me encantan las cremas de verduras y son tan fáciles de hacer que casi me parece un pecado comprarlas ya hechas.
Seguramente que esta crema la habréis visto su versión fría para esos días de calor, pero nosotros la tomamos en caliente, acompañada de unos trocitos de queso cheddar o simplemente un queso rallado que tengáis por la nevera. Tampoco está mal con unos picatostes de pan o con taquitos de jamón. Llegar del trabajo y tomarse una tacita de una crema de verduras bien calentita como esta es una delicia y cura todos los males que hayamos tenido en el día.

Ánimo, que es extra fácil. Vamos a cenar bien.

Ingredientes:
4 puerros
2 patatas medianas
2 tazas de caldo de verduras
2 dientes de ajo
2 cucharadas de mantequilla
media taza de nata o leche evaporada
sal y pimienta

Cortamos sólo la parte blanca de los puerros y los lavamos bien bajo el grifo ya que normalmente tienen alguna arenilla de la tierra. Cortamos en trozos.
Pelamos las patatas y las cortamos en trocitos.
En una cazuela a fuego medio, añadimos la mantequilla y cuando esté fundida, añadimos los dientes de ajo en láminas. Cuando comiencen a dorarse, añadimos el puerro. Salteamos sin que se lleguen a quemar. Añadimos las patatas. Salpimentamos.
Incorporamos el caldo de verduras (sólo hasta cubrir la verdura) y dejamos hervir hasta que las patatas estén blanditas.
Apartamos del fuego y trituramos con una batidora hasta que nos quede una crema bien fina. Añadimos la nata y batimos un poco más. Si queremos una crema todavía más fina, podríamos pasarla por el chino.
Servimos en tacitas e incorporamos los taquitos de queso/pan/jamón o lo que más nos guste. Y a disfrutar.

Si queremos una crema fría para el verano, sólo tenemos que dejarla en la nevera al menos tres horas. Servimos igualmente.